Temario

Tema 1 La literatura: aspectos generales

Tema 1.1 Concepto de Literatura
Tema 1.2 El lenguaje literario
Tema 1.3 Los géneros literarios

Tema 2 Didáctica de la Literatura

Tema 2.1 Competencia lectora y competencia literaria
Tema 2.2 La literatura en el currículo escolar
Tema 2.3 Actividades didácticas para la formación lecto-literaria en Educación Primaria
Tema 2.4 Didáctica del comentario de textos
Tema 2.5 La LIJ, su aplicación al aula de Primaria

Tema 3 Historia de la Literatura

Tema 3.1 Etapas, obras y autores de la literatura española
Tema 3.2 Estrategias para la selección de textos literarios

lunes, 25 de marzo de 2013

Comparación entre la Gitanilla cervantina y la adaptación de Rosa Navarro



Y Preciosa dijo:
Y Preciosa le dijo entonces al joven:
-Yo, señor caballero, aunque soy gitana pobre y humildemente nacida, tengo un cierto espiritillo fantástico acá dentro, que a grandes cosas me lleva.
-Yo, señor caballero, aunque soy gitana pobre y de humilde nacimiento, tengo cierto espiritillo fantástico acá dentro que me lleva a grandes cosas.
A mí ni me mueven promesas, ni me desmoronan dádivas, ni me inclinan sumisiones, ni me espantan finezas enamoradas; y, aunque de quince años (que, según la cuenta de mi abuela, para este San Miguel los haré), soy ya vieja en los pensamientos y alcanzo más de aquello que mi edad promete, más por mi buen natural que por la esperiencia.
A mí no me vencen promesas ni dineros, y aunque sólo tengo quince años, sé ya bastantes cosas.
Pero, con lo uno o con lo otro, sé que las pasiones amorosas en los recién enamorados son como ímpetus indiscretos que hacen salir a la voluntad de sus quicios; la cual, atropellando inconvenientes, desatinadamente se arroja tras su deseo, y, pensando dar con la gloria de sus ojos, da con el infierno de sus pesadumbres.
Sé muy bien que las pasiones amorosas arrastran y llevan a hacer lo que sea para conseguir lo que se quiere;
Si alcanza lo que desea, mengua el deseo con la posesión de la cosa deseada, y quizá, abriéndose entonces los ojos del entendimiento, se vee ser bien que se aborrezca lo que antes se adoraba.
y luego, una vez logrado, se empieza a aborrecer lo que antes tanto se deseaba.

Este temor engendra en mí un recato tal, que ningunas palabras creo y de muchas obras dudo.
Si vos, señor, esperáis vencerme con vuestras promesas, estáis muy equivocado.
Una sola joya tengo, que la estimo en más que a la vida, que es la de mi entereza y virginidad, y no la tengo de vender a precio de promesas ni dádivas, porque, en fin, será vendida, y si puede ser comprada, será de muy poca estima; ni me la han de llevar trazas ni embelecos: antes pienso irme con ella a la sepultura, y quizá al cielo, que ponerla en peligro que quimeras y fantasías soñadas la embistan o manoseen. Flor es la de la virginidad que, a ser posible, aun con la imaginación no había de dejar ofenderse. Cortada la rosa del rosal, ¡con qué brevedad y facilidad se marchita! Éste la toca, aquél la huele, el otro la deshoja, y, finalmente, entre las manos rústicas se deshace. Si vos, señor, por sola esta prenda venís, no la habéis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del matrimonio; que si la virginidad se ha de inclinar, ha de ser a este santo yugo, que entonces no sería perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen.

Si quisiéredes ser mi esposo, yo lo seré vuestra, pero han de preceder muchas condiciones y averiguaciones primero. Primero tengo de saber si sois el que decís; luego, hallando esta verdad, habéis de dejar la casa de vuestros padres y la habéis de trocar con nuestros ranchos; y, tomando el traje de gitano, habéis de cursar dos años en nuestras escuelas, en el cual tiempo me satisfaré yo de vuestra condición, y vos de la mía;
Si queréis casaros conmigo, me parece bien; pero primero quiero saber si lo que me habéis dicho es verdad, si sois quien decís.
Y una vez que yo haya comprobado esto, tenéis que dejar por mí la casa de vuestros padres, vestiros el traje de gitano y compartir nuestra vida durante dos años.
al cabo del cual, si vos os contentáredes de mí, y yo de vos, me entregaré por vuestra esposa; pero hasta entonces tengo de ser vuestra hermana en el trato, y vuestra humilde en serviros.
Así los dos podremos ver que no nos equivocamos, y luego aceptaré yo ser vuestra esposa.
Y habéis de considerar que en el tiempo deste noviciado podría ser que cobrásedes la vista, que ahora debéis de tener perdida, o, por lo menos, turbada, y viésedes que os convenía huir de lo que ahora seguís con tanto ahínco. Y, cobrando la libertad perdida, con un buen arrepentimiento se perdona cualquier culpa.
Y si durante ese tiempo os arrepentís, podréis iros en paz y entenderé muy bien vuestra decisión.
Si con estas condiciones queréis entrar a ser soldado de nuestra milicia, en vuestra mano está, pues, faltando alguna dellas, no habéis de tocar un dedo de la mía.

Si estáis de acuerdo en las condiciones, muy bien. Y si no, también.


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